En las áreas damnificadas, se estima que 30% de los sistemas de agua han resultado dañados, lo que aumenta aún más el riesgo de brotes de enfermedades en personas que recurren a la defecación al aire libre y beben agua no potable
El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) en Pakistán alertó este miércoles de que más de tres millones de niños y niñas se encuentran en riesgo por las devastadoras inundaciones que han azotado Pakistán en los últimos días.
“Más de tres millones de niños y niñas necesitan ayuda humanitaria y corren un mayor riesgo de contraer enfermedades transmitidas por el agua, así como ahogamiento y desnutrición, debido a las inundaciones más graves en la historia reciente de Pakistán”, advirtió el organismo, que está trabajando con aliados gubernamentales y no gubernamentales para responder a las necesidades urgentes de los niños y sus familias en las zonas afectadas.
Unas 33 millones de personas, incluidos aproximadamente 16 millones de niños y niñas, se han visto afectados por las fuertes lluvias monzónicas de este año en Pakistán, que han provocado inundaciones y deslizamientos de tierra.
Asimismo, más de 1.100 personas, entre ellas más de 350 niños y niñas, han perdido la vida, mientras que otras 1.600 han resultado heridas. Más de 287.000 casas han quedado totalmente destruidas y 662.000 han sufrido serios daños. Algunos ríos importantes y presas se han desbordado, destruyendo casas, granjas e infraestructuras críticas, como carreteras, puentes, escuelas, hospitales e instalaciones de salud pública.
“Cuando ocurre un desastre así, los niños y niñas siempre se encuentran entre los más vulnerables”, lamentó el representante de UNICEF en Pakistán, Abdullah Fadil.
“Estas inundaciones ya se han cobrado un precio devastador en niños y familias, y la situación podría empeorar aún más. UNICEF está trabajando en estrecha colaboración con el Gobierno y otros aliados para garantizar que los niños y niñas afectados reciban el apoyo fundamental que necesitan lo antes posible”, agregó.
Según UNICEF, en las áreas damnificadas, se estima que 30% de los sistemas de agua han resultado dañados, lo que aumenta aún más el riesgo de brotes de enfermedades en personas que recurren a la defecación al aire libre y beben agua no potable.
También existen informes de daños significativos a la infraestructura educativa, ya que 17.566 escuelas han resultado dañadas o destruidas, lo que pondría en peligro la educación infantil.
“Después de dos años de cierre de escuelas por la pandemia en los últimos tiempos, los niños y niñas, una vez más, corren el riesgo de sufrir más interrupciones en su aprendizaje, en áreas donde un tercio de los menores de edad ya no asistían a la escuela antes de la crisis”, aseveró la UNICEF en un comunicado.