El iceberg, que en su momento alcanzó el tamaño de la isla de Oahu en Hawái, se formó en 1986 tras desprenderse de la plataforma de hielo Filchner-Ronne, en la Antártida.
Según Andrew Meijers, oceanógrafo del British Antarctic Survey (BAS), el iceberg se está rompiendo rápidamente en pedazos enormes, algunos de ellos tan grandes que ya han sido clasificados como nuevos icebergs. Aunque su desintegración parece dramática, los expertos aseguran que no es una consecuencia directa del cambio climático, sino un proceso natural que ocurre cuando los icebergs abandonan las aguas frías de la Antártida y entran en contacto con el calor del océano. 🌊
El recorrido de A23a no fue lineal. Durante décadas permaneció encallado en el fondo del mar de Weddell, lo que ralentizó su descomposición, pero en 2020 retomó su travesía y se adentró en mar abierto. En 2024, el iceberg se acercó peligrosamente a la isla de South Georgia, un importante refugio para pingüinos y focas, pero se detuvo a 80 kilómetros de la costa sin causar un impacto directo. 🐧
Aunque el iceberg pronto será demasiado pequeño para ser rastreado por satélite, su contribución al conocimiento de los procesos oceánicos y glaciares es significativa. 🛰️
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