Recientemente en uno de mis trayectos camino a casa de mis familiares, pude ver a un niño golpear con todas sus fuerzas un balón mientras que su padre lo celebraba. Esto me hizo recordar aquellas tardes de sábado que mi padre nos llevaba al extinto estadio Benito Juárez a ver a los Chapulineros o cuando nos enseñó que se tenía que ahorrar agua a la hora de enjuagar la ropa, para que “nuestros hijos también pudieran tener con qué lavar”. Estas cavilaciones me hicieron percatarme que durante mi niñez, a pesar de que mi padre trabajaba más de 40 horas semanales, afortunadamente, siempre estuvo presente en el hogar, en mi formación y en mi vida, cosa que no todos podemos tener la fortuna de experimentar.
Derivado de lo anterior recordé que tuve la oportunidad de charlar con la Mtra. Alma Bautista Ramos, defensora de derechos humanos y activista digital y con el Mtro. Eugenio Bedolla, quienes están impulsando la Encuesta Estatal sobre Responsabilidad de Crianza en las Infancias y Adolescencias del Estado de Oaxaca 2022 (ENERCI), el primer esfuerzo en México para cuantificar la implicación de padres y madres en las funciones económicas, domésticas y los cuidados correspondientes de niñas y niños en el Estado de Oaxaca.
¿Cómo hablar del tema sin ser padre? Pues bien, pensando a futuro y tomando en cuenta el ejemplo de Don Alfredo Villalobos, mi padre,aquí viene lo interesante. La ENERCI 2022 nos podría dar un vistazo sobre cómo impacta la paternidad responsable y el involucramiento que tenemos los hombres en la vida de niñas y niños en el estado, todo esto principalmente para poder impulsar, con conocimiento de causa y principalmente con estadísticas, iniciativas para poder mejorar los contextos a los que se enfrenta la niñez.
En épocas recientes se ha buscado, y se está consiguiendo poco a poco, derrumbar la imagen de “el macho mexicano”, aquel que solo vivía para trabajar y atender su vida social descuidando la vida en familia, sobre todo la crianza de las hijas e hijos, pero también las labores en el hogar.
Aunque se han realizado un sin fin de estudios que tratan de mapear esta situación y el rol preponderante que tenemos los hombres en el hogar y en la crianza de niñas, niños y adolescentes, no se les ha dado el seguimiento pertinente y no se ha focalizado a zonas en específico, por lo tanto no se ha podido incidir en las creación de políticas públicas efectivas.
Lo que sí podemos dar por hecho, es que en latinoamérica y en México, culturalmente los hombres son quienes toman el rol de proveedor en el hogar, siendo su trabajo remunerado el ingreso principal de sus familias, mientras que las mujeres son relegadas a las labores domésticas, cuidado y crianza de hijas e hijos. Para muestra un botón, de acuerdo a estudios de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) en 2014 al menos el 50% de las mujeres en edad laboral en Latinoamérica, no “trabajaban” porque “tenían que cuidar el hogar”.
Impulsar que los hombres nos involucremos en procesos que antes era “imposible desempeñar” asumiendo las responsabilidades correspondientes, es necesario, ya que el impacto que podemos generar en el desarrollo de hijas o hijos, es positivo, aunque no se cohabite en el mismo hogar. Impulsar paternidades corresponsables, apoya el proceso de eliminar las brechas de género.