Los pasteles de cumpleaños son una tradición que existe desde los antiguos romanos. Pero te habías preguntado, ¿por qué soplamos las velas de cumpleaños? Aquí te decimos.
No hay claridad acerca de quién comenzó con la tradición, algunos se la atribuyen a los antiguos griegos, pero los primeros registros son del siglo XVIII y sitúan a Alemania como protagonista.
Algunos creen que la tradición comenzó en la antigua Grecia, cuando la gente traía pasteles de miel adornados con velas encendidas al templo de Artemisa, la diosa de la caza.
Las velas se encendían para que brillaran como la Luna, un símbolo popular asociado con Artemisa.
Sin embargo, en el XVIII, los alemanes tenían la tradición de comer pastel en los cumpleaños, especialmente cuando el bebé celebraba su primer año de vida, un festejo llamado ‘Kinderfest‘, sobre el pastel se colocaban dos velas, una para representar la luz de su vida y otra que simbolizaba los años venideros.
Las llamas debían estar encendidas durante todo el día y eran reemplazadas cuando quedaban consumidas. Al final de la jornada se apagaban de un soplido.
Se creía que el humo que despedían las velas al apagarse ayudaba a llevar a Dios el deseo pedido durante el cumpleaños.