De todos los títulos que corresponden a una ciudad de Estados Unidos, el menos codiciado es el de la capital de los desamparados. Y sin embargo, Nueva York y Los Ángeles se disputan el trofeo.
La Opinión.com
Uno pensaría que, por ser las mayores urbes del país, supuestamente tienen a su disposición recursos para hacerse cargo de los homeless. Generalmente, no tienen lo suficiente.
Al día de hoy, recorremos las calles de la ciudad de Los Ángeles y debajo de los puentes todavía están las carpas de hombres sin nada más que lo que llevan puesto. Desaparecen por algunos días cuando los desalojan y después vuelven, porque qué van a hacer fuera de volver.
Una condición para emprender correctamente la lucha contra el desamparo es dejar de verlo como como una ofensa para quien los mira, y verlo desde la vivencia del desamparado. Concebir la solución como algo que beneficie a quienes sufren de la miseria y el abandono.
Esta visión hace de lado los operativos policiales en los que se despoja a los sin hogar de sus magras pertenencias con tal que abandonen sus concentraciones, con el resultado de que se vuelven a juntar en otro lugar, construyendo sus propios refugios. O en el mismo, hasta el próximo operativo.
Sin embargo, el progreso es palpable.
Cae el número de desamparados en Los Ángeles por segundo año consecutivo
En los dos años de gobierno de la alcaldesa Karen Bass, bajó en 17.5% en la ciudad de Los Ángeles
Los Angeles Mayor Karen Bass speaks during a press conference at the start of the annual homeless count in the North Hollywood section of Los Angeles on Tuesday, Jan. 23, 2024. Los
La alcaldesa de Los Ángeles, Karen Bass, habla durante una conferencia de prensa al inicio del conteo anual de personas sin hogar en Los Ángeles. El conteo anual de residentes sin hogar del condado de Los Ángeles es un paso crucial en los esfuerzos de la región para afrontar la crisis de decenas de miles de personas que viven en la calle. / AP, Richard Vogel Crédito: Richard Vogel | AP
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Por Gabriel Lerner
15 Jul 2025, 21:29 PM EDT
De todos los títulos que corresponden a una ciudad de Estados Unidos, el menos codiciado es el de la capital de los desamparados. Y sin embargo, Nueva York y Los Ángeles se disputan el trofeo.
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Uno pensaría que, por ser las mayores urbes del país, supuestamente tienen a su disposición recursos para hacerse cargo de los homeless. Generalmente, no tienen lo suficiente.
Al día de hoy, recorremos las calles de la ciudad de Los Ángeles y debajo de los puentes todavía están las carpas de hombres sin nada más que lo que llevan puesto. Desaparecen por algunos días cuando los desalojan y después vuelven, porque qué van a hacer fuera de volver.
Una condición para emprender correctamente la lucha contra el desamparo es dejar de verlo como como una ofensa para quien los mira, y verlo desde la vivencia del desamparado. Concebir la solución como algo que beneficie a quienes sufren de la miseria y el abandono.
Esta visión hace de lado los operativos policiales en los que se despoja a los sin hogar de sus magras pertenencias con tal que abandonen sus concentraciones, con el resultado de que se vuelven a juntar en otro lugar, construyendo sus propios refugios. O en el mismo, hasta el próximo operativo.
Sin embargo, el progreso es palpable.
Karen Bass llega a la alcaldía de Los Ángeles el 12 de diciembre de 2022 con la experiencia que trajo después de años como activista comunitaria, conocedora de las comunidades latina y afroamericana.
Su primera acción como alcaldesa fue declarar el estado de emergencia en la ciudad por la crisis del desamparo. La emergencia fue extendida varias veces y sigue en vigor.
La emergencia redujo la burocracia y aceleró las contrataciones y la tramitación de proyectos de vivienda, activó el Centro de Operaciones de Emergencia de la ciudad que coordina las acciones, y le dio a Bass mayor acceso a fondos estatales.
¿Qué causó la crisis? Una convergencia de factores; la carencia de vivienda adecuada y accesible; los atrasos en la construcción de miles de nuevas viviendas. La enfermedad y la ausencia de seguro médico. La desocupación. La drogadicción y el alcoholismo. Las tragedias familiares. La inestabilidad que sufre la población inmigrante. Y el COVID.
En ese sentido, la alcaldesa enfrentó las circunstancias que hacen que el problema fuese aparentemente sin solución.
Al mes de su periplo estableció el programa “Inside Safe”, una estrategia “de vivienda proactiva, voluntaria y de alcance urbano para que las personas regresen a sus hogares desde las tiendas de campaña y los campamentos, y para evitar que los campamentos regresen”, explica su sitio de internet.