Vecinos de Delicias buscan cumplir su último deseo: que descanse junto a sus padres en Veracruz

Cd. Delicias, Chih.— En la colonia Obrera todos lo conocían. No necesitaba presentación, bastaba escuchar su característico saludo —“¿cómo estás, chula?” o “¿qué dice el chulo?”— para saber que se trataba de Lucas Hernández López, el hombre de la sonrisa fácil y el corazón más grande que el barrio entero.

A Lucas le decían “El Chulo”, no por vanidad, sino por cariño. Era un personaje entrañable, querido por todos, que llegó hace años de Veracruz a la colonia sin nada, y con el tiempo se ganó el respeto, la confianza y, sobre todo, el amor de su gente.

“Llegó a vivir a una tapia, sin familia, sin recursos… pero con una nobleza que conmovía. Poco a poco se fue ganando a la gente, hasta que una señora lo acogió como de la familia. Le daba comida, ropa limpia, y él, agradecido, la cuidaba como a una madre”, comparte entre lágrimas el hijo biológico de la señora.

Desde entonces, El Chulo se volvió parte de todos. Ayudaba a las vecinas con los mandados, barría las calles, cuidaba a los niños, acompañaba a los enfermos y se ofrecía en las iglesias cada fin de semana. Era el primero en llegar cuando alguien necesitaba una mano, y el último en irse cuando había trabajo por hacer.

A la mujer que lo acogió —una señora mayor que no puede caminar—, la llamaba con ternura “mi chula chula”. Por ella vendía hielitos y cueritos todos los días en la pizca de chile, bajo el sol, para que “su mami” pudiera tener lo necesario. Era su mayor orgullo, su razón para levantarse cada mañana.

Hace apenas unos días, el sábado 18 de octubre, los vecinos le celebraron su cumpleaños. Hubo pastel, regalos, música y muchas risas. Nadie imaginó que sería la última vez que el barrio entero vería su sonrisa.

Pocos días después, la tragedia los estremeció: Lucas fue arrollado frente a Cimarrón, perdiendo la vida minutos después en el hospital. La noticia corrió como un rayo, dejando a toda la colonia sumida en tristeza. “Era un hombre bueno, trabajador, noble… uno de esos que ya casi no hay”, dicen los vecinos, con el nudo en la garganta.

Hoy, la comunidad de la Obrera se ha unido una vez más, esta vez para cumplir el último deseo del Chulo: descansar junto a sus padres, en su tierra natal, Veracruz.

Durante años, Lucas soñó con reencontrarse con su familia. Recordaba un número de teléfono que guardaba como un tesoro. Gracias a ese recuerdo, lograron localizar a su hermana, quien vive en Estados Unidos. Desde entonces, ella comenzó a apoyarlo enviándole dinero y ropa. Ahora, es ella quien encabeza los trámites para que el cuerpo de su hermano pueda ser trasladado a Veracruz, donde será recibido por sus familiares.

Sin embargo, el traslado tiene un costo considerable, por lo que los vecinos de la Obrera han iniciado una colecta para ayudar a cubrir los gastos y poder despedirlo dignamente, como él lo merece.

“El Chulo no tuvo lujos, pero tuvo lo más valioso: un corazón limpio, sincero y lleno de amor. Dio su vida sirviendo a los demás, y hoy queremos devolverle un poco de lo que él nos regaló”, expresan conmovidos quienes lo consideraron familia.

Quienes deseen sumarse al apoyo pueden comunicarse con los familiares directos de Lucas, cuyos datos y cuentas oficiales se han compartido en redes sociales para garantizar que la ayuda llegue de forma segura.

En la colonia Obrera, el nombre del Chulo quedará grabado para siempre. Porque no se necesita tener mucho para dejar huella, basta con darlo todo… y Lucas lo dio.

Descansa en paz, Chulo. Tu bondad se queda aquí, entre la gente que te quiso y nunca te olvidará. 🕊️

Redacción: Salvador López
Edición: Mayra Hego